Capítulos de una historia llamada Libertad, Por Alfonso Halcón

19.09.2020

Prólogo: "¿Le gustaré a la gente? No lo sé"

Érase una vez un músico canario con una voz que había nacido para ser escuchada. Pero no siempre se consigue todo eso a lo que se aspira. En esta ocasión contaremos la historia de Agoney e iremos descubriendo, poco a poco, si pudo hacer realidad sus sueños. "Me apetece que alguien me oiga porque me quiere escuchar", dijo un día, y añadió: "voy a luchar y voy a ser feliz. Me da igual cómo". Quizás... ahora es el momento de ver si lo consiguió.

Capítulo 1: "Esto es mucho más que amor, mi libertad"

Para que podamos llegar a ser todo eso que siempre hemos querido ser, lo primero que tenemos que lograr es ser libres. Que nadie nos diga dónde, cuándo o por qué. Simplemente fluir y dejar que la vida nos lleve por el camino que ha elegido para nosotros, con algunas piedras y barreras, con elementos externos que a veces nos desviarán de nuestro destino. Pero que, cuando nos desvíen, seamos capaces de volver a tomar las riendas. Cambiar el plan, no la meta.

Agoney fue dándose cuenta de que las cosas solo funcionaban si llevaba la palabra "libertad" por bandera. Y así lo quiso. Y así lo hizo. Comenzó a despojarse de sus dudas, sus miedos, sus inseguridades, y fue dando pasitos hacia delante en busca de su felicidad, que lo acercaría cada vez más a su sueño.

Abrir el telón y aparecer desnudo frente a la gente, frente a los ojos que miraban y estudiaban cada uno de sus movimientos 24 horas al día durante 3 meses. Dejar que conocieran su verdadera personalidad, su verdadero mundo interior y exterior. Mostrar sus debilidades sin miedo a ser juzgado. Mostrar sus victorias para que pudieran celebrarlas junto a él. Cuando eso sucedió, no había nada más que hablar. 

Capítulo 2: "Pájaros azules filosofeando sin parar" 

Suele pasar. Hay mucha gente que no puede ver a los demás felices. Cuentan, inventan y proyectan su odio en esas personas, solo para tratar de ensuciar su felicidad. Y a veces lo consiguen. Y se convierten en esas piedras de las que hablábamos antes. Y tratan de alejarnos de nuestros sueños.

Él tuvo muy claro desde el principio qué era lo que quería, pero una serie de factores quisieron interponerse en su camino. Tuvo que caer y levantarse. Pero ya pasó. Se acabó sufrir y lamentar. Siguió hacia delante.

Capítulo 3: "Me sentía tan pequeño y el resto gigantes"

Lo que ocurre cuando te repiten tantas veces que no vales, que no puedes y que no lo lograrás es que, por más que intentas continuar tu camino sin hacer caso a esa gente, no consigues hacerlo con la facilidad que deberías.

Agoney pasó mucho tiempo bajo el agua intentando salvarse, sin escucharse ni escuchar lo que le decía su corazón. Se hundía, se quedaba sin aliento. Pero tantas veces como caía, se levantaba. Salía a flote. Quería ocultarse, pero supo sobreponerse. Y gritó. Gritó al cielo. Tembló. Tembló el suelo. Aquí está él. Libre. Sin miedo. Puro fuego.

Capítulo 4: "La inseguridad me iba matar" 

Es complicado ganar una batalla y saber que aún quedan muchas por delante. Más complicado aún es darte cuenta de que en muchas esas batallas el enemigo es uno mismo. Pero nada puede hacer que nos desviemos de nuestro camino hacia la libertad.

Andar, caminar, correr... no importa cómo hacerlo. Porque equivocarnos está bien. La perfección no es real. Hay que errar. Tantas veces como sean necesarias.

Capítulo 5: "Enterrado entre esos héroes ocultos del mundo"

Y a veces, solo a veces, sientes que todo ha acabado. Que ya no puedes más, que has tocado fondo. Que tienes muchos sueños por delante y que son demasiados para ti. Que no vales para esto.

Eso es algo que también le sucedió al protagonista de nuestra historia. Había nacido para cantar, para estar encima de un escenario y hacer felices a miles de personas con su música. Pero tenía que sortear todas las piedras de su camino y era algo que se antojaba complicado. No podía escapar de las críticas, los murmullos, los rumores, todo lo que la sociedad pintaba en un lienzo en blanco sin reparos.

Capítulo 6: "Prometí romper todo de una vez" 

Cuando solo tenía ganas de enterrar todo lo que tanto anhelaba, una voz en su interior le dijo que no podía dejarlo. Que había luchado suficiente como para renunciar a todo cuando más cerca estaba. Cuando tenía a tantas personas a su lado dispuestas a ser partícipes de su historia. Fue entonces cuando se hizo una promesa que le cambió la vida para siempre.

Y se recompuso. Recogió todos los pedazos de su sueño y decidió a(r)marlos de nuevo. Era el momento de la última batalla. Tenía que ganarla. Miró hacia arriba y vio un cielo azul en la tormenta gris. Sacó sus alas y voló.

Capítulo 7: "Dime qué se siente al verme volar"

Volar. ¿Hay algo que represente mejor la libertad que unas alas? Su sueño era una realidad. Su primera canción ya estaba disponible para el deleite de todos los guerreros que habían luchado junto a él todos los meses previos. Había conseguido convertirse en un gran aprendiz, cuyos errores le habían hecho más fuerte que tú. Y que tú. Y que todos.

El viaje seguía su curso y ya nada podía detenerle. Consiguió demostrarse a sí mismo lo mucho que valía y se lo repetía mentalmente cada día para no olvidarse de esa realidad. Veía el sol mientras el mar mojaba sus pies. Era, por fin, feliz.

Capítulo 8: "Pedid y se os dará" 

Fue en ese momento cuando Agoney se dirigió a sus guerreros, esos que nunca le habían dejado de lado, para preguntarles si podía recompensarlos de alguna forma. Les dijo que podían pedir lo que quisieran, porque concedería sus deseos. Y pidieron. Más música. Más canciones. Pidieron que su voz siguiera en sus vidas mucho tiempo. No necesitaban nada más, con oírle cantar tenían suficiente.

Y así fue. Cuando él encontró la libertad, la quiso compartir con el mundo. Y lo hizo en forma de letras, de historias, de melodías, de canciones. En forma de recuerdos de los que hoy todos somos partícipes. En forma de latidos que ya no son ningún secreto. En forma de tinta y papel que hoy están escribiendo esta historia.

Capítulo 9: "Como aquel pequeño músico aprendiendo una canción" 

Lo ha logrado. Su sueño ya camina a su lado, y al nuestro. Es hora de agarrarlo con tanta fuerza que no pueda irse nunca, porque esto solo acaba de empezar. Vivir sobre un barco de papel y navegar por los mejores mares del mundo. Llenar la vida de color, de pasión y de música. Gritar: "lo he conseguido" sin miedo al qué dirán.

Y, por supuesto, es el momento de mirar al pasado y recordar lo que fue, porque Agoney es lo que es hoy en día gracias a que lleva toda la vida dedicándose a la música, formándose, viviendo por y para ella y luchando por convertirla en su modo de vida. ¡Ay, si aquel niño de ayer supiera que lo iba a lograr, que iba a enamorar a tantos corazones...! Y, entonces, pronunció las palabras que siempre irán con él: "qué ganas locas de volver... a ser".

Epílogo: "Es la victoria la libertad"

Ahora terminamos de contar la historia vivida por Agoney hasta hoy, pero aún sigue escribiéndose día a día. Es bonito ver que todo pasa por algo. Y que las caídas, los tropiezos, las dudas, los silencios y las inseguridades han hecho de él una persona así de fuerte. Ha grabado su disco. Lo ha lanzado al mercado. Ha sido número #1. Y tiene a una legión a su lado que lo acompaña en todo.

Y es que, a pesar de las dificultades, con lucha, se puede. Casi todos los capítulos han hablado sobre sus decepciones y las piedras que ha encontrado en el camino, porque así sucede normalmente en la vida. Pero hay que aprender a buscar la felicidad y a no rendirse, ya que es la única forma de conseguir la victoria. Y es la victoria, la libertad.

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